Blade Runner inspirada en el cuento de Phillip K. Dick (1928-1982),”¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? “(novela corta que lo eleva al status de autor de culto ), marcará un antes y un después en la ciencia-ficción.
Perturbadora e insólita fue la película con la que Ridley Scott continuó su carrera después del extraordinario éxito que obtuvo con Alien.
Blade Runner fue pionera en un género de la ciencia ficción que se recreaba en la sentimentalidad del futuro , corriente ésta perseguida por novelas como “Neuromante” de William Gibson, el mismísimo comic-manga, o el ciber-punk, pasando por la versión española encarnada en “Carne de píxel” de Agustín Fernández Mallo.
La película (1982) indaga en los difusos límites entre las especies humana y cibernética y se pregunta, esa es la esencia también del libro de Dick , sobre lo que significa hoy “ser” humano o inhumano, natural o artificial, sobrevolando también argumentalmente el sempiterno dilema –conflicto entre criatura y creador. Así en celuloide o en papel convergen: la antropología, la ciencia, la filosofía, la metafísica, el arte, la imagen cinematográfica y la poesía acompañada por la maravillosa BSO del maestro Vangelis, por una bellísima Sean Young, como Rachael, un formidable Harrison Ford, como Rick Deckard y el inolvidable y mítico actor Rutger Hauer como Roy Batty, el replicante y cuyo monólogo ,curiosamente improvisado por el actor, culmina el epílogo de todo un clásico de la ciencia ficción.