“Siempre he dicho que la poesía es una mezcla de música y matemáticas" comentaba Caballero Bonald en una entrevista que publicaba el Diario El País este pasado fin de semana.
Bajo este principio podría entenderse este libro –homenaje a Raymond Queneau y sus Cent mille milliards de poèmes (1961) reconstruyendo un artefacto poligráfico en el que intervienen los poetas Jordi Doce, Fernando Aramburu, Francisco Javier Irazoki, Santiago Auserón, Pilar Adón, Javier Azpeitia, Marta Agudo, Julieta Valero y Vicente Molina Foix.
Un maravilloso libro con el que me han obsequiado sus Majestades los Reyes de Oriente y en el que las matemáticas del "verso troquelado" permiten múltiples interacciones sobre el papel.
Una máquina de hacer versos, de “maquinar” poesía: vanguardia en finas tiras de papel.
Queneau, matemático, polígrafo humorista, poeta de acrósticos impensables, surrealista y científico en su juventud derramó sobre su obra imaginación, humor y sabiduría.
Queneau, matemático, polígrafo humorista, poeta de acrósticos impensables, surrealista y científico en su juventud derramó sobre su obra imaginación, humor y sabiduría.
"Cien mil millones de poemas"(ed. Demi Page) se articula así como un poemario múltiple y caleidoscópico con 10 sonetos cuyos versos son combinables y riman entre sí, provocando así cien mil millones de posibilidades poéticas.
¿Representa Queneau al verdadero poeta binario?